lunes, 22 de noviembre de 2010

Tendencias hacia el futuro de la tecnología de almacenamiento.

Al ritmo que evoluciona el concepto de centro de datos, así lo hace el de almacenamiento, incorporando nuevas propuestas en busca de la flexibilidad, la eficacia y la reducción de costes. En este informe destacamos, tanto por su valor real ya en estos momentos como por el gran potencial que encierran para un futuro cercano, la eclosión del modelo bajo demanda y de pago por uso, la virtualización integrada de las tecnologías de servidor y de almacenamiento, y el auge que está cobrando ILM, siglas que remiten a un nuevo modo de gestionar la información más en línea con el objetivo del negocio.

1- Capacidad bajo demanda
Uno de los distintivos del nuevo centro de datos es la flexibilidad, al rebasar los límites que representan los recursos dedicados, casi siempre infrautilizados. Y en lo que afecta al almacenamiento, esta flexibilidad significa poder conseguir capacidad de forma automatizada, bajo demanda y según el modelo de pago por uso.

Aunque las empresas llevan tiempo logrando de los fabricantes acuerdos de licencias creativos que reducen los costes del almacenamiento, están apareciendo en los últimos meses nuevos modelos que aportan ventajas adicionales a los usuarios, ya se atengan al concepto bajo demanda (“on demand”) o al más novedoso de “utility storage”. Ambos aportan un mayor control del coste y mayor facilidad a la hora de planificar la capacidad de almacenamiento, y, en realidad, no siempre es fácil establecer las diferencias entre ellos, dada la confusión general con que aparecen incluso en los documentos de los propios analistas y expertos. El marketing de los fabricantes, como casi siempre, no contribuye nada a la clarificación, ni aún en los casos en que ni siquiera existen diferencias conceptuales que justifique tal baile de términos.
En principio y al menos en los últimos tiempos, se podría entender por almacenamiento bajo demanda cuando un usuario compra un array con capacidad extra a la que accede en porciones de datos prenegociadas pero que han de pagar los usen o no. En el modelo de utility o de “pago por uso”, los arrays de almacenamiento suelen venir configurados con el volumen de capacidad que una empresa estima que necesitará, más una capacidad extra determinada. El usuario puede usar poca o mucha capacidad en función de sus necesidades, y sólo paga por el volumen realmente utilizado en cada momento. La meta no es otra que disfrutar de capacidad de almacenamiento como si fuera una utility más, como el agua, la electricidad o el gas; hasta el punto de que en Estados Unidos esta modalidad empieza a ser conocida como “pago por contador”.
Existen diferencias, no siempre sutiles, pero, en cualquier caso, los dos esquemas introducen una nueva forma de entender la planificación y la adquisición de capacidad de almacenamiento, bajo la tendencia general en el sector hacia un nuevo modelo de entrega de capacidad tecnológica por parte de los suministradores, y de uso –más efectivo, controlable y asequible– por parte de los clientes .

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